SOBRE POSCO

Una noche, mientras armaba una maqueta en mi cuarto –un espacio más chico que un ascensor, donde apenas entraban mi máquina de coser, mi tablero de arquitectura y mis sueños–, miré mis zapatillas. Eran cómodas, pero feas. Muy feas. Encima, llevaban una bandera de Gran Bretaña que no decía nada de mí. Cansado, curioso y con ganas de hacer algo mejor, agarré un cuchillo y las desarmé. Así nació POSCO: de las ganas de entender, de hacer, de crear algo auténtico y que realmente funcionara.

Desde entonces, aprendimos una lección clave: nunca dejes de intentarlo. Porque las cosas que valen la pena no siempre salen a la primera, pero ahí está el desafío. El lujo no es material, es el tiempo. Es equivocarse, aprender y volver a empezar. Es esa sobremesa que se alarga, el abrazo que te deja sin aire. Es caminar tu propio camino. Es ver el agujero y mandarse. Es hacer.

En POSCO hacemos cosas que duran, empezando por zapatos que no siguen tendencias, las trascienden. Cada costura, cada detalle, cuenta una historia de esfuerzo, orgullo y autenticidad. No hacemos moda rápida, hacemos productos que te acompañan para toda la vida.

Somos del Chaco, del truco cantado, del gol de potrero. Hacemos para los que hacen, para los que viven con pasión, para los hijos y nietos que quieren llevar algo hecho con convicción. Creemos en la educación como motor de cambio, por eso apoyamos a un jardín de infantes en el Chaco, para devolverle a nuestra comunidad todo lo que nos dio.

En POSCO creemos que la vida se trata de intentarlo, de caerse y levantarse. Porque vivir bien, con estilo y sin complicaciones, es RE POSCO. Y porque las cosas hechas con pasión son imposibles de detener.